CRIMEN DE ESTADO

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Soy brasileño y presencié recientemente, por intermedio de una emisora de TV por cable, la exhibición de una autentica toreada española.

La idea que yo tenía de ese tipo de espectáculo era la de un circo, arquitectado bajo condiciones bastante desfavorables al toro, com el objetivo de realzar el coraje del hombre frente al animal.

Sin embargo, yo estaba equivocado. La toreada es mucho más que un circo. Es un evento medieval de horrores, donde se ensalza la cobardía y la brutalidad humanas, para satisfacer los instintos sanguinarios de una especie de gente torpe, embrutecida y degenerada, que se cree civilizada.

El primer impacto llegó con la expresión grabada en los rostros de los espectadores, poco antes del inicio de la “lucha”. Felices, riéndose sin motivos, como si lo que estaban presto a presenciar fuese una película o una pieza de teatro. Se podía apostar que no se comportarían de forma diferente si les fuese permitido presenciar cristianos siendo devorados por leones. Se reirían y comportarían con el mismo entusiasmo, estremecerían bajo el mismo éxtasis macabro, disfrutarían con igual placer mórbido al contemplar el sufrimiento ajeno.

El segundo impacto fue múltiplo. Llegó en forma de estremecimientos a cada dardo que era clavado en el dorso del animal. Yo simplemente no conseguía creer lo que estaba contemplando. Mientras el “matador”, con una reluciente fantasía, hacía giros para esquivarse bajo los olés de encorajamiento, el intrépido estoqueador llegaba por atrás y clavaba sus arpones en el toro. Bajo hurras y aplausos contagiantes cada vez que eso sucedía…

La emisora de TV todavía nos ahorró el último choque: La cruel muerte del animal. Se oía apenas la voz del narrador informando como éste, cansado y herido, era sacrificado por el torero en un gesto de triunfo.

El filmador enfocó entonces de manera más demorada las galerías. Todos los espectadores, de pie, aclamaban frenéticamente al héroe de la jornada. Una vez más fue demostrada, de modo cabal e incuestionable, la superioridad del bicho hombre.

Esas, a grandes rasgos, las escenas del monstruoso crimen que me fue permitido testimoniar a miles de kilómetros de distancia.

Y cuando inquirí algunos sites españoles sobre toreadas, para convencerme de la veracidad de aquella pesadilla, me encontré ante fotos cuyo horror apenas conseguí asimilar. Vi toros torturados, masacrados, algunos corriendo con cuernos en llama, intentando inútilmente escapar de sus verdugos.

¡Ah, España! ¡Como es doloroso tu legado a este mundo! Los nombres Cortés y Pizarro aún provocan escalofríos en la América Latina. Las nuevas generaciónes europeas aún se estremecen al saber sobre las atrocidades de la inquisición. ¡Y los pueblos observan de nuevo horrorizados hacia ti, fomentadora de la crueldad contra los animales!

Ciertamente que muchos otros crímenes contra los animales son practicados en todo el mundo, pero no con la anuencia del Estado y el incentivo de la población. Tú, España, eres una triste excepción.

RESPUESTA DE “MINOTAURO”

“Te puedo decir que tu carta ha calado hondo en mi corazón, te aseguro que me cuesta imaginar una visión más sincera del primer acercamiento al mundo de los toros.

Incluso nosotros, que luchamos contra esa barbarie nos cuesta imaginar el horror que debe sentir una persona sensible ante semejante monstruosidad.

Tu carta me hace confirmarme en mis convicciones y redoblar mis esfuerzos para acabar con los toros.

Lo terrible del caso es que tú viste sólo parte de “espectáculo”, por desgracia hay más que el espectador no avisado no percibe, comprenderas cómo toda persona sensible huye de esta atrocidad.

Pero en España la presión es terrible, hace 15 días en Bilbao, los manifestantes fuimos tratados como criminales, en Mayo en Madrid quien expresó su disconformidad con la “fiesta” fué agredido por quien la defendía.

Aun así, tenemos el convencimiento que tenemos razón y que por ello conseguiremos nuestro objetivo.

Además ellos son ya una minoría, con poder, eso sí, pero una minoría, aunque quieran hacer creer al mundo lo contrario.

Cuento con tu permiso para incluir tu carta en la sección “colaboraciones” de mi WEB. Y me tomola libertad de tenerte informado de todo lo que ocurra en este tema.”

MUY AGRADECIDO

MINOTAURO

Roberto C. P. Junior